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concordancia

by | Oct 15, 2021 | Gramática

Concordancia

Para garantizar una congruencia semántica formal en la oración, las distintas categorías gramaticales que la construyen deben concordar en género, número y persona (sobre todo las que son variables: artículos, sustantivos, adjetivos, verbos y pronombres).

Hay dos tipos principales de concordancia: la nominal y la verbal.

La concordancia nominal

Es la concordancia entre género (masculino y femenino) y número (singular o plural).

Se establece entre

  • El sustantivo con el artículo o los adjetivos que lo describen (“La noche negra”, “Aquellos papeles sucios”, “Esos libros viejos”, “La blanca paloma“).
  • Un pronombre con su antecedente (“A tus hijas las vi ayer”) o consecuente (“Les di tu teléfono a los muchachos”).
  • El sujeto con el atributo (“Mi hijo es un santo”), con el predicativo –elemento del predicado que modifica al mismo tiempo al núcleo del sujeto y al verbo, por lo general un adjetivo, una construcción adjetiva, un participio o un sustantivo– (“Antonio llegó exhausto a su casa”, “La gente cantaba llena de felicidad“, “Los cuadros están colgados“, “Mi tío es agricultor“) o con el participio del verbo de la pasiva perifrástica –el verbo “ser” funciona como auxiliar del participio del verbo que se conjuga– (“El concierto fue dirigido por una excelente directora”, “Esas casas fueron construidas a principios de siglo”.

Tipos de concordancia nominal

Entre sustantivos y determinantes

Cuando hay varios sustantivos, la academia recomienda que cada uno lleve su propio determinante. Ejemplos: “Los médicos lograron que la madre y la hija se salvaran”,  “¡Olvidé mi cartera y mis llaves en la mesa!”, “Este pase incluye a los estudiantes y sus maestras”. Pero si los sustantivos son de un mismo grupo, se puede eliminar el segundo determinante. Ejemplos: “Te amo porque eres mi esposo, amante y amigo”, “Conoce la mejor manera de preparar la mamila o biberón”, “Las ventanas y balcones estaban cerrados, no sé cómo entró el gato”, “Debemos mejorar el control y seguridad de los accesos”, “Por su mérito y dedicación se le otorga la medalla…”.

Entre sustantivos y adjetivos

Un adjetivo en singular puede calificar a más de un sustantivo en singular. Ejemplos: “Debemos reforzar la indispensable vigilancia y revisión nocturnos”, “Recetaba sin la necesaria autorización y control médicos”, “Construyó un horno para cocer su propio pan y pizza a la leña”.

El adjetivo puede ir en plural si se trata de nombres propios o apelativos de personas. Ejemplos: “Conocí a sus futuras esposa y suegra”, “Estuvieron sus hijos, los divertidos Raúl y Juan”.

Hay casos en que el adjetivo en singular o plural cambia el sentido de la idea. “Llegó a la fiesta vestido con pantalón y camisa blancos” (ambas prendas, dos sustantivos) o “…pantalón y camisa blanca (sólo la camisa es de este color). En otros, el adjetivo sí puede concordar sólo con el sustantivo más próximo, como en “La gente de origen y habla zapoteca”.

Cuando se asigna a sustantivos una característica utilizando las palabras “tipo” o “carácter”, el adjetivo va en masculino singular. Ejemplos: “La decisión fue de tipo estratégico”, “Es una frase de carácter simbólico”.

En casos en que el adjetivo vaya entre la estructura “lo” y “que” debe concordar con el sustantivo al que se refiere. Ejemplo: “Las gráficas demuestran lo perjudiciales que son las pérdidas de insumos”.

Entre adjetivos, sustantivos y la conjunción “o”

Si la conjunción “o” es disyuntiva (excluyente), incluso con sustantivos de diferente género, la academia recomienda que el adjetivo sea plural y masculino. Ejemplos: “A veces un tobillo o muñeca rotos no se notan a simple vista”, “Una mujer o un hombre ancianos simbolizan sabiduría”.

Si la conjunción “o” no es disyuntiva el adjetivo puede concordar sólo con el sustantivo más próximo (“El baño o la ducha diaria son beneficiosos”), o escribirse en masculino singular, sin determinante en el segundo sustantivo. Ejemplo: “El aerógrafo o pistola usado debe ser adecuado a la compresora”.

Cuando varios adjetivos anteceden a un sustantivo, éste se recomienda en singular (“El Antiguo y el Nuevo Testamento”, “A mediano y largo plazo”). Si los adjetivos van pospuestos, el sustantivo es plural (“…las razas blanca y negra”).

Entre sustantivos y ordinales y cardinales

Cuando varios numerales ordinales están pospuestos a un mismo sustantivo, éste va en plural (“El elevador se llenó en los pisos primero y segundo”), y si están antes, puede ir en singular o plural (“Me gustaron mucho el primero y segundo acto[s] de la obra”, “La oficina que busca está entre el cuarto y sexto piso[s]”).

Después de un sustantivo femenino los numerales ordinales pueden concordar en femenino (“página doscientas”) o en masculino concordando con el sustantivo elidido “número” (“página [número] doscientos”).

De construcciones partitivas

Una construcción partitiva la forman un cuantificador –un primer elemento que designa la parte (una, la mitad, muchos, varias…)– y un sustantivo precedido de determinante (las actrices, el público, las participantes…) o un pronombre (nosotros…) –un segundo elemento que designa el todo–, introducidos por la preposición “de”. Debe haber concordancia de género entre ambos elementos: una de las actrices obsequió autógrafos”, “la mitad del público se puso de pie”, “muchos de nosotros llevaremos casas de campaña”, “varias de las participantes son sudamericanas”.

De sustantivos epicenos

Estos sustantivos, que en su mayoría se refieren a animales, mantienen la misma forma para el masculino y el femenino.

Hay epicenos masculinos (“el tiburón”, “el lince”, “el personaje”) y femeninos (“la perdiz”, “la ballena”, “la jirafa”, “la orca”, “la hormiga” –no decimos “el hormiga” o “el hormigo”–). Así, para diferenciar el sexo se necesita de las especificaciones “macho” o “hembra” en singular. Ejemplos: “las focas macho / la foca hembra”, “el tiburón macho / los tiburones hembra”, “la orca macho”, “el lince hembra”, “el personaje femenino”, no “la personaje”.

La concordancia verbal

Es la concordancia de número (singular o plural) y persona; se establece entre el verbo y su sujeto.

 Tipos de concordancia verbal

Concordancia con la conjunción “Y” y la conjunción “O”

Cuando la conjunción copulativa “Y” enlaza dos elementos en singular el verbo se escribe en plural (“El Sol y ocho planetas conforman nuestro Sistema Solar”). O en singular si los elementos forman una unidad (“El amor y la alegría es total”, “Me gusta la salsa y el merengue”), y en ciertos casos sin el segundo determinante (“La actriz y [la] cantante concedió una entrevista”, “La dirección y [la] realización estuvo a cargo de…”).

Si la conjunción coordina elementos neutros, el verbo es en singular (infinitivos: “No creo que cantar y tocar la guitarra sea lo suyo”, oraciones subordinadas sustantivas:Le gusta que la quieran y que la apoyen”, o pronombres neutros: “Ni aquello ni esto hubiera sido posible”). Va en plural el verbo si los elementos tienen significado distinto (“En periodismo informar y opinar son los ejes principales”.

En el caso de la conjunción disyuntiva/copulativa “O”, el verbo se escribe en plural cuando suma elementos de una enumeración (“Creo que Fulanita de Tal, Sutanito, Perenganito o Merenganita podrían ser los finalistas”) o si sustantivos van seguidos de un adjetivo en plural (“El oído o el ojo humanos no perciben tal distorsión”, explicó el investigador).

El verbo puede ser singular o plural si la conjunción presenta sujetos posibles (“Sólo una persona ciega o sin sensibilidad ignoraría tu enorme belleza”, “Si necesitaran ayuda, seguro mi madre o mi abuela correrían a casa del vecino”).

Va en singular el verbo si la conjunción es disyuntiva o excluyente (el DPD pone este ejemplo: “Una misma opinión es diferentemente valorada si la expresa un hombre o una mujer”) o si, como copulativa, denota equivalencia (“La Tagetes erecta o cempasúchil es una flor muy aromática nativa de México”.

Concordancia con nexos

Ante elementos en singular unidos por los nexos “junto con”, “así como” o “además de”, el verbo puede ir en singular –al considerar al primer elemento el sujeto oracional– o en plural –al considerar a los nexos como conjunción copulativa que da lugar a un sujeto plural–. Ejemplos: El amor, junto con [así como, además de] la confianza, es un sentimiento que une por siempre” / “El amor, así como [además de, junto con] la confianza, son sentimientos que unen por siempre”, “Miguel Hidalgo, además de [así como, junto con] otros insurgentes, dio inicio a la lucha por la Independencia” / “Miguel Hidalgo, además de [así como, junto con] otros insurgentes, iniciaron la lucha por la Independencia”.

Si el nexo comienza la oración, el verbo concuerda con el último elemento. Ejemplos: “Junto con [así como, además de] la confianza, el amor es un sentimiento que une por siempre”. “Además de [así como, junto con] Miguel Hidalgo, otros insurgentes dieron inicio a la lucha por la Independencia” / “Junto con Hidalgo, Morelos fue un prócer de la Independencia”.

En construcciones con el pronombre indefinido “uno” y el relativo plural “los/las que”, la academia admite la concordancia del verbo tanto en singular como plural, aunque se inclina más por este último. Ejemplos: Uno de los que lograron llegar a la orilla fue el excampeón de natación” / “Uno de los que logró llegar a la orilla…”, “Uno de los que votaron en contra…” / “Uno de los que votó en contra…”; “Yo fui uno de los que compró su libro” / Yo era uno de los que pugnaban para que la ley se modificara”; “Yo soy el que manda aquí”, “Nosotros somos los que mandamos ahora”.

También aplica si el elemento “uno” está elidido. Ejemplo: “Eres [una] de las que piensan que la vida merece disfrutarla”. Menos recomendable aunque admisible es la concordancia del verbo con el elemento elidido. Ejemplo: “Yo soy [uno] de los que cree en los horóscopos”.

En la expresión “tanto… como” el verbo se escribe en plural. Ejemplos:Tanto mi hermano como su novia pidieron taquitos de suadero, yo al pastor”, “Tanto el amor como la confianza son sentimientos que unen por siempre”.

Ante elementos unidos con la preposición “con” el verbo puede ir en singular, al entenderse el complemento proposicional como un simple circunstancial (“El general con sus hombres entró a la ciudad”, “Llegó a la escuela la maestra con su hija”), o plural si la preposición funciona como conjunción copulativa “Y”. Ejemplos: El doctor con (y) su esposa llegaron tarde”, “El general con (y) sus hombres entraron a la ciudad”, “Arribaron a la escuela la maestra con (y) su hija”.

Concordancia con sustantivos colectivos

Por lo general ante sustantivos colectivos el verbo se escribe en singular (“El clero aprobó la iniciativa”, “La policía los está capturando”, “Somos gente sencilla”); sólo podría ser plural cuando se pasa de una oración a otra, pues al segundo verbo le correspondería un sujeto plural tácito. Ejemplo: “Preguntamos a la gente cómo se imaginaban [ellos] que era Jesucristo”.

En oraciones con el verbo “ser”, cuando el atributo es un sustantivo ambos van en plural (“Esta gente son asesinos”) y en singular el verbo si el atributo es un adjetivo (“La gente aquí es amable”). Nota: Aunque “gente” se suele emplear en singular por ser sustantivo colectivo, en zonas como México se acepta el plural “gentes” con el sentido de personas o individuos.

De manera coloquial, al usar colectivos la persona que habla suele incluirse, o incluir a quien se habla, en la primera o segunda persona del plural (nosotros, ustedes). Ejemplos: “La gente de teatro nos conformamos con emocionar al público”, “Abuela, la gente mayor siempre hablan de la vida”, “Los veracruzanos amamos el café por la mañana”.

Concordancia con sustantivos cuantificadores

Los sustantivos cuantificadores, aunque son singulares, designan una pluralidad (“un grupo…) mediante un complemento con la preposición “de” cuyo núcleo es, por lo general, un sustantivo en plural (…de amigos”). Ejemplos: “La mitad de los animales…”, “Una minoría de los presentes…”, “El resto de los participantes…”.

La mayoría de estos cuantificadores admite/La mayoría de estos cuantificadores admiten la concordancia con el verbo tanto en singular (si se juzga como núcleo del sujeto el cuantificador singular: “La mayoría de estos cuantificadores admite”) como en plural (si se juzga el sustantivo en plural: “La mayoría de estos cuantificadores admiten”), siendo mayoritaria, en general, la concordancia en plural.

Ejemplos: “Un grupo de personas entraron a la sala” / “Un grupo de personas entró a la sala”, “Una veintena de curiosos observaban de lejos el desfile” / “Una veintena de inquilinos ocupaba el primer piso del edificio”, “Hacia 1940 la mayoría de estos poetas había escrito lo mejor de su obra” / “La mayoría de los profesores aplicaron examen”, “Entre el 4 y el 13 por ciento de las TC presentan infarto” / “Del 4 al 13 por ciento de las TC presenta infarto”, “El 10% de los votantes rechazaron los comicios” / “El 10% de los votantes rechazó los comicios”, “En la encuesta participó/participaron 75% de los alumnos” / “En la encuesta participó 75% del alumnado” / “El 10% de los encuestados contestó/contestaron”, “La mayoría de los jugadores perdieron” / “La mayoría de los jugadores perdió su dinero”.

La concordancia es en plural si el verbo lleva un atributo o un complemento predicativo. Ejemplos: “La mayoría de estos estudiantes son muy disciplinados”, “Aquel grupo de casas permanecían vacías”. También cuando los sustantivos cuantificadores se usan sin determinante (“Infinidad de sindicatos desatendieron la orden del gobierno”, “Cantidad de organizaciones defienden el medio ambiente”), aunque no siempre (“Multitud de beneficios ofrece este producto”.

Reglas generales de concordancia:

Dos o más sustantivos en singular concuerdan en plural con un adjetivo –si son de diferente género, en masculino– (“Añadir a la licuadora el cilantro y la cebolla picados”, “Ya le hacía falta venir señor, tiene el pelo y la barba enmarañados”); un pronombre (“El oxígeno, el hidrógeno y el carbono los proporciona el planeta”, “Antes de escombrar a fondo, la casa y el jardín eran otros”) o con el verbo del que son sujeto (El Sol y la Luna son objetos celestes”).

Ante un sustantivo con varios adjetivos ordinales el verbo va en plural. Ejemplo: “La primera y segunda división continuarán con su proceso de selección de jugadores”.

En el caso de varios pronombres, entre ellos uno de segunda persona (tú), la concordancia es en tercera persona del plural (“Jorge y son mis mejores amigos” [ellos]) y si hay un pronombre de primera persona (yo), se da en primera persona del plural (¿Recuerdas aquella fiesta a la que fuimos Arturo, tú y yo [nosotros]?).

Los tratamientos de respeto “alteza”, “majestad”, “señoría”, “excelencia”, etc., van en femenino (“Su señoría, le expresamos gratitud”), excepto si se expresa el género del referente (“Sus señorías estaban enfrascados en una ardua discusión”).

Las construcciones recíprocas con los pronombres indefinidos “uno” y “otro”, precedidos por artículo y separados entre sí por una preposición, pueden concordar en masculino incluyente (“no pueden vivir ni un instante el uno sin el otro”), expresar la distinción (“siempre hablan bien el uno de la otra”) o ser femeninos (“se apoyan las unas a otras”).

En las oraciones con los pronombres indefinidos “algo/nada” y un adjetivo, la concordancia es con el sujeto en género y número (“Su sonrisa tiene algo de sádica”) o en masculino con preposición elidida (“Su sonrisa tiene algo [de] sádico”).

En los adverbios, como son invariables, no es correcto hacerlos concordar con el adjetivo plural al que modifican. Ejemplo: “Este libro es uno de los mejor [no ‘mejores’] vendidos”.  

Imágenes: pexels-pavlo, cottonbro, Lukas, Karolina Grabowska, George Desipris, Juanjo Menta en Pexels, Monstera. Fuentes: Diccionario panhispánico de dudas, elcastellano.org, FundéuRAE.

¿Qué es la gramática?

Esta rama de la lingüística estudia la estructura del lenguaje o de una determinada lengua; todos sus distintos elementos y combinaciones, la manera en que se relacionan para formar textos y los significados de ellas. Es decir, cómo están constituidos los escritos y el sistema que permite crearlos e interpretarlos.

Comprende dos áreas principales: la morfología (la estructura de las palabras, cómo se han formado, y sus variaciones internas, por ejemplo su clasificación en sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones…) y la sintaxis (la manera en que estas palabras se combinan, su disposición lineal en oraciones y los significados que permiten).

Una correcta sintaxis evita vicios del lenguaje como ambigüedades (frases o interpretaciones que tienen más de una interpretación), cacofonías (repetición exagerada de un mismo sonido en una frase), barbarismos (pronunciar o escribir mal las palabras, o utilizar vocablos impropios), modismos (usar frases hechas cuyo significado no es posible deducir), solecismos (alteraciones en el orden sintáctico), entre otros, a fin de formar expresiones y conceptos claros.

La fonética, por su parte, mediante un alfabeto, ortografía o sistema de transcripción trata de establecer idealmente una relación biunívoca (uno a uno) entre los sonidos del habla y su representación gráfica. Un fonema es representado por un grafema y siempre se manifiesta únicamente por él, aunque hay varias excepciones en el español, como la “h”, que no representa a ningún fonema, pero recientes préstamos de otras lenguas, como “hámster”, la expresan con un sonido aspirado. O el caso del fonema “k”, al que le corresponden tres grafemas distintos, “c”, “q” o “k”, como en “corazón”, “quiosco” o “kilo”. La “x”, en su caso, se pronuncia como “ks” en “taxi”.

En un punto de vista más general, podría decirse que hay tres tipos de gramática: la que por su uso natural conoce cualquier nativo de una lengua; la descriptiva, que no entra en consideraciones de qué es lo correcto o no, sino sólo toma nota de una lengua tal como la usan los hablantes, con todas sus variaciones; y la normativa, de la que hemos hablado más arriba.

Cuando revisa un texto, el corrector de estilo percibe erratas, errores de concordancia, fallas de puntuación, aplica recursos tipográficos, unifica criterios (corrección ortotipográfica), errores de contenido (corrección de concepto, según la temática), aumenta la riqueza del vocabulario, señala vicios del lenguaje y cuida la coherencia y claridad de ideas, la fluidez y el goce de la lectura, siempre respetando la manera de redactar del autor. No es una labor fácil, por ello se requiere de experiencia y conocimiento.

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