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Apócope

by | Sep 8, 2021 | Fonética/Gramática

Aféresis, síncopa y apócope

Debido a su uso por los hablantes en el correr del tiempo, las palabras se van modificando en sus sonidos o letras (al pasar de un idioma a otro o en la propia lengua), suprimiendo en algunos casos vocales o consonantes.

La aféresis

Cuando la supresión es al principio de un vocablo, se conoce como aféresis (que significa retirar, quitar, sustraer, restar). Ejemplos: del latín scientia a ciencia; apotheca (depósito, almacén) a bodega; schedula (diminutivo de scheda, hoja de papel) a cédula; “Toño”, hipocorístico de Antonio, “Lupe”, de Guadalupe, “Nando” de Fernando; seudónimo por pseudónimo; sicología por psicología; tolemaico por ptolemaico (de la dinastía fundada por Ptolomeo I).

La síncopa

Cuando la supresión es dentro del vocablo, se conoce como síncopa (que significa cortar, reducir). Ejemplos: del latín tabula a tabla, de oculus a ojo, de caldus (caliente) a caldo, de regula a regla, Navidad por natividad.

La apócope

Cuando la supresión es al final de un vocablo, se conoce como apócope. Ejemplos: “san”/ santo, “tele”/televisión, “bici”/bicicleta, “moto”/motocicleta, “foto”/fotografía, “tan”/tanto, “Gaby”/Gabriela, “Ari”/Ariana, “Liz”/Lizbeth, “Dani”/Daniel o Daniela, “Rafa”/Rafael, “Leti”/Leticia, “Rober”/Roberto, “Fer”/Fernando, “Tere”/Teresa, “Álex” o “Ale”/Alejandro o Alejandra, “Isra”/Israel.

Existen adjetivos que, cuando van antes de sustantivos masculinos singulares, se utilizan como apócope. Ejemplos:

Alguno (algún). “¿Tienes algún problema, te puedo ayudar?”, “Ojalá algún día me pague”.

Ninguno (ningún). “¿No hay ningún problema, ¿verdad?”, “No ha llegado ningún invitado aún”.

Uno (un). “Yo sólo tengo un perro”, “¿Me prestas un peso?”. Puede escribirse “un” antes de cualquier sustantivo femenino que comience con la vocal “a” acentuada:un águila”, “un alma”, “un arpa”.

Bueno (buen). “Que tengas un buen día”. Cuando hay varios adjetivos juntos pueden o no ser apócopes ambos. Ejemplo: “Todo indica que hoy será un buen y magnífico día”, “Mi primer y buen amigo, te comprendo” o “El bueno y magnífico señor resultó un delincuente”.

Malo (mal). “Escuché un mal presagio” o “Hoy tuve un mal primer día, pero mañana será mejor”.

Primero (primer). “Estamos en el primer lugar de ventas”, “Es el primer capítulo”. También en los ordinales compuestos: “Esperamos la llegada del primer ministro” o “Será nuestro vigesimoprimer aniversario”;

Tercero (tercer). “¡Es el tercer premio que ganamos!”. La apócope es opcional si el ordinal aparece antepuesto y coordinado con otro adjetivo: “mi primero y último amor” o “mi primer y último amor”.

Santo (san). “El patrono de los periodistas y escritores es san Francisco de Sales” o “el apóstol San Pedro” (por eufonía –sonoridad– no se hace apócope ante los nombres de los santos que comienzan con “do” o “to”, como “Santo Domingo”, “Santo Tomás”, “Santo Toribio” o Santo Tomé”).

Grande (gran). A diferencia de los anteriores adjetivos que funcionan como apócope antes de sustantivos masculinos singulares, éste lo hace también con sustantivos femeninos singulares. Además el significado entre “grande” (característica física) y la apócope “gran” (característica moral o intelectual) es distinto. Ejemplo: “Es una ciudad grande”, “Es un gran espectáculo” / “Una gran mujer”, “Un gran escritor”.

También hay adverbios que funcionan como apócope. Ejemplos: Recientemente (recién), “Saludemos a los recién llegados”; Cuánto (cuán), “Cuán distinto es mi corazón sin ella”; Tanto (tan), “Estoy tan contento como nunca”.

Entre sustantivos suele registrarse también la apócope, como en “Jesús” y “Cristo” cuando se escriben como uno solo, “Jesucristo”.

Imágenes: pexels-Feng Zou, Craig Adderley. Fuentes: Diccionario de la RAE, Diccionario panhispánico de dudas, Biblioteca virtual Cervantes.

¿Qué es la gramática?

Esta rama de la lingüística estudia la estructura del lenguaje o de una determinada lengua; todos sus distintos elementos y combinaciones, la manera en que se relacionan para formar textos y los significados de ellas. Es decir, cómo están constituidos los escritos y el sistema que permite crearlos e interpretarlos.

Comprende dos áreas principales: la morfología (la estructura de las palabras, cómo se han formado, y sus variaciones internas, por ejemplo su clasificación en sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones…) y la sintaxis (la manera en que estas palabras se combinan, su disposición lineal en oraciones y los significados que permiten).

Una correcta sintaxis evita vicios del lenguaje como ambigüedades (frases o interpretaciones que tienen más de una interpretación), cacofonías (repetición exagerada de un mismo sonido en una frase), barbarismos (pronunciar o escribir mal las palabras, o utilizar vocablos impropios), modismos (usar frases hechas cuyo significado no es posible deducir), solecismos (alteraciones en el orden sintáctico), entre otros, a fin de formar expresiones y conceptos claros.

La fonética, por su parte, mediante un alfabeto, ortografía o sistema de transcripción trata de establecer idealmente una relación biunívoca (uno a uno) entre los sonidos del habla y su representación gráfica. Un fonema es representado por un grafema y siempre se manifiesta únicamente por él, aunque hay varias excepciones en el español, como la “h”, que no representa a ningún fonema, pero recientes préstamos de otras lenguas, como “hámster”, la expresan con un sonido aspirado. O el caso del fonema “k”, al que le corresponden tres grafemas distintos, “c”, “q” o “k”, como en “corazón”, “quiosco” o “kilo”. La “x”, en su caso, se pronuncia como “ks” en “taxi”.

En un punto de vista más general, podría decirse que hay tres tipos de gramática: la que por su uso natural conoce cualquier nativo de una lengua; la descriptiva, que no entra en consideraciones de qué es lo correcto o no, sino sólo toma nota de una lengua tal como la usan los hablantes, con todas sus variaciones; y la normativa, de la que hemos hablado más arriba.

Cuando revisa un texto, el corrector de estilo percibe erratas, errores de concordancia, fallas de puntuación, aplica recursos tipográficos, unifica criterios (corrección ortotipográfica), errores de contenido (corrección de concepto, según la temática), aumenta la riqueza del vocabulario, señala vicios del lenguaje y cuida la coherencia y claridad de ideas, la fluidez y el goce de la lectura, siempre respetando la manera de redactar del autor. No es una labor fácil, por ello se requiere de experiencia y conocimiento.

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