Este signo de puntuación ( — ) es distinto del guion. Visualmente es más largo, y tiene funciones propias. Puede utilizarse solo o doble, es decir, uno de apertura y otro de cierre —como los paréntesis, corchetes o las comillas, pues también es un signo delimitador (delimita un discurso secundario en otro principal)—.
Sus funciones son las siguientes:
En medio de una cita textual permite añadir un comentario. Ejemplo: “Don Rafael fue un hombre extraordinario, noble, incansable, amoroso —así se refirió Alberto de su padre—, de esos seres que han dejado huella en este mundo”.
También cuando, en textos narrativos, las palabras del narrador interrumpen la intervención del personaje y ésta continúa. Ejemplo: “—Lo principal es sentirse viva —añadió Pilar—. Afortunada o desafortunada, pero viva”. O “—¡Qué le vamos a hacer! —exclamó resignada la vendedora de flores”.
Para introducir una nueva aclaración o inciso en un texto ya encerrado entre paréntesis. Ejemplo: “Hay mucha información sobre este tema (la bibliografía existente —más en español— es extensa), pero deberás acudir a fuentes fidedignas”. Y al revés, al intercalar algún dato o precisión en un inciso escrito entre rayas, deben usarse los paréntesis. Ejemplo: “Lo que hoy es Venezuela —el primer lugar de tierra firme avistado por Colón en su tercer viaje a América (1498)— tenía entonces unos 300,000 habitantes”.
Cuando en un texto se ha introducido una información entre paréntesis y dentro de éstos la raya, el segundo signo pueden ser corchetes. Ejemplo: “Una de las últimas novelas publicadas por Benito Pérez Galdós (algunos estudiosos consideran su obra Fortunata y Jacinta [1886-87] la mejor novela española del siglo XIX —y no dudamos que así sea—) fue El caballero encantado (1909)”.
La raya de cierre no se suprime antes de punto y seguido o cualquier otro signo de puntuación. Ejemplos: “La comida estuvo riquísima —qué bueno que ahora no se te pasó la sal—”. “—Está bien —dijo Carlos—; lo haré, pero que sea la última vez que me lo pides”. O “—Anoche estuve en una fiesta —me confesó, y añadió—: Conocí a personas muy interesantes”.
Sólo en textos narrativos, no se escribe raya de cierre si tras el comentario del narrador no sigue hablando inmediatamente el personaje. Ejemplo: “—Espero que todo salga bien —dijo Azucena con gesto ilusionado. / A la mañana siguiente, Azucena se levantó nerviosa”.
La raya sola indica la intervención de interlocutores en los diálogos. Aquí un pasaje memorable de El Quijote:

“En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quienes pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.
—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas…”.
En algunos casos la raya precede a la intervención de cada uno de los interlocutores, sin que se mencione su nombre. Ejemplo:
—¿Cuándo volverás?
—No tengo ni idea.
—¡No tardes mucho!
Y en los epígrafes internos de un libro, cuando el texto que sigue comienza en la misma línea. Ejemplo: “Género de los sustantivos.— Por el género, los sustantivos se dividen en…”.
Imágenes: Berkalp Turper en Pexels, Tom Swinnen. Fuentes: FundéuRAE, Diccionario panhispánico de dudas.