Los textos bien corregidos siempre ayudan a cualquier propósito, y un buen comienzo es estar en el lugar correcto.

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Redacción

Gramática, la raya

by | Mar 27, 2021 | Ortografía

Aplicaciones de la raya

Este signo de puntuación ( — ) es distinto del guion. Visualmente es más largo, y tiene funciones propias. Puede utilizarse solo o doble, es decir, uno de apertura y otro de cierre —como los paréntesis, corchetes o las comillas, pues también es un signo delimitador (delimita un discurso secundario en otro principal)—.

Sus funciones son las siguientes:

En medio de una cita textual permite añadir un comentario. Ejemplo: “Don Rafael fue un hombre extraordinario, noble, incansable, amoroso —así se refirió Alberto de su padre—, de esos seres que han dejado huella en este mundo”.

También cuando, en textos narrativos, las palabras del narrador interrumpen la intervención del personaje y ésta continúa. Ejemplo: “—Lo principal es sentirse viva —añadió Pilar—. Afortunada o desafortunada, pero viva”. O “—¡Qué le vamos a hacer! —exclamó resignada la vendedora de flores”.

Para introducir una nueva aclaración o inciso en un texto ya encerrado entre paréntesis. Ejemplo: “Hay mucha información sobre este tema (la bibliografía existente —más en español— es extensa), pero deberás acudir a fuentes fidedignas”. Y al revés, al intercalar algún dato o precisión en un inciso escrito entre rayas, deben usarse los paréntesis. Ejemplo: “Lo que hoy es Venezuela —el primer lugar de tierra firme avistado por Colón en su tercer viaje a América (1498)— tenía entonces unos 300,000 habitantes”.

Cuando en un texto se ha introducido una información entre paréntesis y dentro de éstos la raya, el segundo signo pueden ser corchetes. Ejemplo: “Una de las últimas novelas publicadas por Benito Pérez Galdós (algunos estudiosos consideran su obra Fortunata y Jacinta [1886-87] la mejor novela española del siglo XIX —y no dudamos que así sea—) fue El caballero encantado (1909)”.

La raya de cierre no se suprime antes de punto y seguido o cualquier otro signo de puntuación. Ejemplos: “La comida estuvo riquísima —qué bueno que ahora no se te pasó la sal—”. “—Está bien —dijo Carlos—; lo haré, pero que sea la última vez que me lo pides”. O “—Anoche estuve en una fiesta —me confesó, y añadió—: Conocí a personas muy interesantes”.

Sólo en textos narrativos, no se escribe raya de cierre si tras el comentario del narrador no sigue hablando inmediatamente el personaje. Ejemplo: “—Espero que todo salga bien —dijo Azucena con gesto ilusionado. / A la mañana siguiente, Azucena se levantó nerviosa”.

La raya sola indica la intervención de interlocutores en los diálogos. Aquí un pasaje memorable de El Quijote:

“En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero: 
—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quienes pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.
—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas…”.

En algunos casos la raya precede a la intervención de cada uno de los interlocutores, sin que se mencione su nombre. Ejemplo:

—¿Cuándo volverás? 
—No tengo ni idea.
—¡No tardes mucho!

Y en los epígrafes internos de un libro, cuando el texto que sigue comienza en la misma línea. Ejemplo: “Género de los sustantivos.— Por el género, los sustantivos se dividen en…”.

Imágenes: Berkalp Turper en Pexels, Tom Swinnen. Fuentes: FundéuRAE, Diccionario panhispánico de dudas.

¿Qué es la gramática?

Esta rama de la lingüística estudia la estructura del lenguaje o de una determinada lengua; todos sus distintos elementos y combinaciones, la manera en que se relacionan para formar textos y los significados de ellas. Es decir, cómo están constituidos los escritos y el sistema que permite crearlos e interpretarlos.

Comprende dos áreas principales: la morfología (la estructura de las palabras, cómo se han formado, y sus variaciones internas, por ejemplo su clasificación en sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones…) y la sintaxis (la manera en que estas palabras se combinan, su disposición lineal en oraciones y los significados que permiten).

Una correcta sintaxis evita vicios del lenguaje como ambigüedades (frases o interpretaciones que tienen más de una interpretación), cacofonías (repetición exagerada de un mismo sonido en una frase), barbarismos (pronunciar o escribir mal las palabras, o utilizar vocablos impropios), modismos (usar frases hechas cuyo significado no es posible deducir), solecismos (alteraciones en el orden sintáctico), entre otros, a fin de formar expresiones y conceptos claros.

La fonética, por su parte, mediante un alfabeto, ortografía o sistema de transcripción trata de establecer idealmente una relación biunívoca (uno a uno) entre los sonidos del habla y su representación gráfica. Un fonema es representado por un grafema y siempre se manifiesta únicamente por él, aunque hay varias excepciones en el español, como la “h”, que no representa a ningún fonema, pero recientes préstamos de otras lenguas, como “hámster”, la expresan con un sonido aspirado. O el caso del fonema “k”, al que le corresponden tres grafemas distintos, “c”, “q” o “k”, como en “corazón”, “quiosco” o “kilo”. La “x”, en su caso, se pronuncia como “ks” en “taxi”.

En un punto de vista más general, podría decirse que hay tres tipos de gramática: la que por su uso natural conoce cualquier nativo de una lengua; la descriptiva, que no entra en consideraciones de qué es lo correcto o no, sino sólo toma nota de una lengua tal como la usan los hablantes, con todas sus variaciones; y la normativa, de la que hemos hablado más arriba.

Cuando revisa un texto, el corrector de estilo percibe erratas, errores de concordancia, fallas de puntuación, aplica recursos tipográficos, unifica criterios (corrección ortotipográfica), errores de contenido (corrección de concepto, según la temática), aumenta la riqueza del vocabulario, señala vicios del lenguaje y cuida la coherencia y claridad de ideas, la fluidez y el goce de la lectura, siempre respetando la manera de redactar del autor. No es una labor fácil, por ello se requiere de experiencia y conocimiento.

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