Estas palabras aportan cohesión al lenguaje; son invariables, no tienen significado propio, y se utilizan para introducir oraciones subordinadas (subordinantes) o enlazar vocablos o secuencias sintácticamente equivalentes (coordinantes).
Se clasifican de la siguiente manera:
Conjunciones subordinantes
Conjunciones adversativas
Unen palabras u oraciones cuyos sentidos se oponen parcial (pero, mas, sino, no obstante, sin embargo, con todo) o totalmente (aun cuando, aun así, aun sin, incluso si, a pesar de, en cambio, por el contrario). Ejemplos: “Estamos en verano, pero hace frío”; “Tengo ganas de verte, mas debo entregar el proyecto”; “No me ofreces soluciones sino más problemas”; “No entendió la explicación a pesar de que se la expliqué mil veces”; “Los candidatos obtuvieron miles de votos, con todo no pudieron ganar”; “Te quedó muy bonito, sin embargo, lo entregaste tarde”; “No aceptaría el cargo incluso si hoy mismo me lo ofrecieran”; “Obtuvo la medalla aun cuando nadie lo esperaba”.
Conjunciones causales
Introducen oraciones subordinadas que indican la causa o motivo de algo a partir de la oración principal. Las más representativas son por, porque (o el conector que, cuando presenta valor causal) y pues. Ejemplos: “Nos casamos porque nos amamos”; “Date prisa, que llegamos tarde”; “No te vayas pues tengo algo que decirte”; “La calle está enlodada por la lluvia que cayó”.
También funcionan como conjunción las locuciones conjuntivas causales ya que, con motivo de, a causa de, puesto que: “Ponte el sombrero ya que hace mucho sol”; “Haremos una fiesta con motivo de su nacimiento”; “No podemos comprar puesto que no trajimos dinero”.
Conjunciones comparativas
Introducen el segundo término en una relación de comparación y son que y como: “Ella juega futbol como una profesional”; “Tú bailas mejor que él”.
Conjunciones completivas
Introducen oraciones subordinadas sustantivas (desempeñan funciones propias de un sustantivo o grupo nominal). Son que (en ocasiones también como) y, en cierto tipo de oraciones interrogativas indirectas, si. Ejemplos: “La verdad es que no quiso venir”; “Aún no informan si está lista la habitación”; “Agradezco a los que me han ayudado”; “Dinos si te interesa participar en la obra”; “Les pido por favor que me disculpen”; “La maestra me preguntó si había hecho la tarea”.
Conjunciones concesivas
Parecidas a las adversativas, introducen oraciones subordinadas que expresan algún tipo de objeción, dificultad u obstáculo que limita una acción. Las más usuales son por más que, pese a que y aunque. Ejemplos: “Ganaste la competencia aunque no entrenaste nada”; “Pese a que estaba muy enfermo logró recuperarse”; “No se carga mi celular por más que lo tengo conectado”; “Llegué tarde aunque salí de casa temprano”.
Conjunciones condicionales
Introducen oraciones subordinadas que expresan una condición que debe cumplirse o no para llevar a cabo la idea principal. La más representativa es si; otras son a menos que, siempre que, en caso de, a no ser que, a condición de. Ejemplos: “Si te esfuerzas al estudiar, aprobarás la materia”; “Te vas a aburrir si no sales a bailar”; “Si conoce el número de extensión, marque ahora”; “En caso de que (siempre que) (a menos que) (a condición de que) no llueva, iremos al parque”.
Conjunciones consecutivas
Unen oraciones que expresan causa y deducción o causa y consecuencia; son luego o la locución así que: “Pienso, luego existo”; “Tengo mucho trabajo, así que (de modo que) (por consiguiente) (por lo tanto) (en consecuencia) no iré a la fiesta”.
En las construcciones consecutivas intensivas, la conjunción que introduce la oración subordinada consecuencia de la principal resaltada con los intensificadores tan, tanto, tal (o el determinante cada). Ejemplos: “Puso tanta sal en la ensalada que no había quien se la comiera”; “El sonido está tan bajo que no se oye nada”; “Hay cada conductor imprudente que no te puedes confiar al atravesar la avenida”; “Dice cada cosa que es imposible hacerle caso”; “Es tal su miedo que no se atreve a entrar”.
Conjunciones finales
Introducen oraciones subordinadas para señalar la finalidad o el objetivo de la oración principal (para que, a fin de que, con el objetivo de, con el propósito de). Ejemplos: “Cerré la puerta con llave para que (a fin de que) estemos seguros”; “Pedí comida a domicilio con el propósito de que podamos continuar ensayando”.

Conjunciones coordinantes
Conjunciones copulativas
Enlazan dos elementos de la misma jerarquía estableciendo entre ellos relaciones de adición (y/e) o sustracción (ni): “Te traje el cilantro y los jitomates que me pediste/Te traje los jitomates y el cilantro que me pediste”; “No te traje el cilantro ni los jitomates/No te traje los jitomates ni el cilantro”; “Padres e hijos están invitados al festival”; “No quiere ni puede hacerlo”; “No le gustan las manzanas, las peras ni los plátanos”.
Conjunciones explicativas
Plantean el mismo significado pero de manera distinta (es decir, mejor dicho, esto es, quiero decir, o sea, es más): “La maestra canceló el examen, es decir, sí te puedo acompañar al cine”; “La bicicleta tiene las llantas ponchadas, o sea, no la podemos usar”; “Tengo un resfriado muy fuerte, quiero decir, deberás reemplazarme en el partido”; “Me canceló la cita, es más, ni siquiera me contestó el teléfono”.
Conjunciones disyuntivas
Expresan dos opciones que no pueden efectuarse a la vez (o/u). Ejemplos: “¿Quieres ir al parque o sólo a caminar?”; “Debes escoger entre una u otra”; “¿Prefieres ir al cine o al teatro?”; “¿Quieres té, café o manzanilla?”. En ciertos casos la o también tiene valor copulativo (“En este cajón puedes guardar carpetas o cuadernos –es decir, una u otra cosa, o ambas a la vez”–), por eso se desaconseja el uso de la fórmula y/o, salvo si es imprescindible para evitar ambigüedades en contextos muy técnicos.

La conjunción O
Además de su valor disyuntivo o copulativo (elegir entre la alternativa de dos opciones o la suma de ellas), también expresa equivalencia (“Los hipocampos o caballitos de mar se alimentan principalmente de pequeños crustáceos”) y en una enumeración puede señalar sólo unos cuantos ejemplos de entre los varios posibles (“Acudieron a la fiesta muchos famosos, como periodistas, actores o futbolistas”).
Cuando la siguiente palabra después de esta conjunción comienza con el sonido “o”, se sustituye por u (“Tendrá siete u ocho años”, “Tendrá 7 u 8 años”, “Minutos u horas”, “700 u 800”, “Los hornos antiguos eran o circulares u ovalados”), y no se tilda entre cifras (3 o 4) pues es monosílaba átona, es decir, se pronuncia sin acento, y además “o” es inconfundible con el número 0.
La conjunción Y
Su nombre es “i griega” (la Ortografía de la lengua española plantea unificarla como “ye”) y su plural es íes (o en su caso posible “yes”). No se acentúa por considerarse consonante y como conjunción copulativa toma la forma e ante palabras que después de ella empiezan con el sonido /i/ (“Necesito aguja e hilo”, “Escriba su teléfono e e-mail (por pronunciarse en inglés la e de e-mail como [i]–), aunque hay algunas excepciones, por ejemplo cuando al sonido /i/ le sigue una vocal con la que forma diptongo (“La mesa es de madera y hierro”) o si se hace tónica y adquiere un valor adverbial en oraciones interrogativas (“¿Y Inés?” [= ¿Dónde está Inés?]).
Para comprender el uso de la coma o del punto y coma con las conjunciones puedes dar clic aquí.
Imágenes: pexels-pixabay, pexels-mart-production, pexels-mathias-reding. Fuentes: Diccionario panhispánico de dudas, Diccionario de la RAE, Español al día RAE.