En los últimos cinco siglos, con el surgimiento de la imprenta, el lenguaje escrito adquirió trascendencia –la aparición de la escritura cuneiforme en Sumeria ya había marcado el inicio de la Historia, hace más de 5,000 años–, pero en la actualidad con el alcance de las redes sociales y el incremento de la población escribimos en mayor cantidad, y más ojos están pendientes de cómo lo hacemos.
La escritura ha dejado de ser una actividad casi exclusiva de los medios impresos (periódicos, revistas, obras literarias) o entornos profesionales y académicos, para convertirse en una acción cotidiana de amplios sectores de la sociedad, desde escribir mensajes de texto a blogs, pasando por tuits, correos electrónicos, anuncios de la mercadotecnia digital y las opiniones que se emiten en la red como reacción a hechos noticiosos.

En todo momento millones de dedos están sobre los teclados de teléfonos inteligentes o computadoras. Sí, somos más audiovisuales –la disponibilidad de videos o imágenes fotográficas que se acumulan en las distintas plataformas–, pero también, como hemos señalado, mayor número de personas escriben.
Requisitos de un buen escrito
- Brevedad. Esto aplica cuando en lugar de diez palabras es posible sustituirlas por cinco para decir algo, lo mismo con las oraciones y los párrafos –un párrafo debería expresar una sola idea, o un aspecto de ella si es compleja–. Los textos largos, extensos, diluyen el interés del lector, a menos que estén bien redactados y el tema sea –o lo hagamos al escribir– interesante. Las ideas deben fluir únicamente con los vocablos indispensables.
- Sencillez. Debemos evitar los términos rebuscados y emplear palabras entendibles para el público promedio; el lector no debe verse obligado a consultar cada vez un diccionario. La idea debe fluir de modo natural, clara, sencilla, breve y precisa. En caso de escritos enfocados a un sector profesional específico es necesario, por supuesto, dominar los conceptos.
- Claridad. Si lo que se busca transmitir no se entiende en algún renglón, el lector ahí se quedará. Por eso es necesario tener orden en las oraciones, una idea hilada a otra, con un vocabulario sencillo, además de aplicar las reglas de acentuación y el correcto uso de los signos de puntuación.
- Precisión. ¿Qué se quiere decir? Es esencial tener claras las ideas que se desean expresar. Para trasladarlas a un texto es necesario conocer los vicios comunes del lenguaje escrito a fin de no caer en ellos y dificulten su comprensión. Aquí se vale acudir al diccionario para usar las palabras más específicas al tema.
- Revisar lo escrito. Una vez terminado, el autor puede ser su primer lector, a fin de comprobar que el propósito del texto se cumple, sin embargo para esta tarea también existen los correctores de estilo, profesionales que con su mirada fresca y conocimientos tienen la eficacia para garantizar cualquier obra literaria, periodística, académica o comercial.
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