Los textos bien corregidos siempre ayudan a cualquier propósito, y un buen comienzo es estar en el lugar correcto.

Gramática

Ortografía

Redacción

by | Nov 11, 2020 | Escritura y redacción

Redes sociales y lenguaje escrito

En la actualidad, cuando Internet y las redes sociales virtuales se han impuesto en nuestro entorno cotidiano mediante la comunicación digital, la correcta expresión escrita confirma su esencial relevancia, como lo han demostrado antes los medios impresos o electrónicos.

El informe 2022 del Instituto Cervantes indica que el español es la tercera lengua más utilizada en la red por el número de internautas –de los 5,168 millones a nivel mundial a febrero de 2022, 7-9% se comunican en español–, después del inglés (25.9%) y el chino (19.4%). Y la segunda que más se emplea en la mayoría de las plataformas digitales:

Después de Google, YouTube es el sitio web más popular, con más de 2,000 millones de usuarios activos. Con 15% de sus contenidos elaborados en español, este idioma es el segundo en esta plataforma de videos después del inglés (66%).

En Facebook, por ejemplo, de los 2,819 millones de personas que a febrero de 2022 se comunicaron mediante esta plataforma, más de 372 millones lo hicieron en español ya sea como lengua materna o extranjera. El inglés sigue siendo la principal lengua utilizada por los usuarios de esta red.

LinkedIn, una red social orientada básicamente al mundo laboral, de sus casi 790 millones de usuarios, 77 millones de ellos utilizan en algún grado el español para compartir sus contenidos.

En Twitter, aunque el uso del español se encuentra muy por debajo del inglés (56.21%), ocupa el segundo lugar (11.5%), superando a usuarios en francés, ruso, italiano y alemán, entre otras lenguas.

Instagram ha ido ganando audiencia en el público hispanohablante. El español también ocupa la segunda posición como lengua utilizada, después del inglés y antes del ruso.

También en Wikipedia ocupa la segunda posición en cuanto a usuarios, por delante del francés, alemán, chino, ruso y árabe. De las 315 lenguas en las que actualmente se divulga esta enciclopedia virtual, el español ocupa la octava posición por número de artículos escritos.  

Lo anterior da una idea de la importancia del español en el mundo como una lengua que tan sólo en la última década ha aumentado 30% su número de hablantes.

Este entorno globalizado requiere en la transmisión de los mensajes la aplicación de un vocabulario adecuado a los propósitos comunicativos hacia los determinados públicos. La riqueza de vocablos y la creatividad al redactar permiten, por ejemplo, establecer formalidad, propiedad, sarcasmo e incluso picardía a los textos. Pero es requisito indispensable antes plasmar las ideas de manera clara, precisa y con corrección.

En general los tres elementos principales de la comunicación escrita son el contenido, es decir, el tema; la forma del contenido, la estructura, la cual ayuda a entender el tema, y el estilo, o sea, la redacción por parte de quien escribe y los posibles destinatarios.

Aunque el lenguaje escrito utiliza la misma gramática que el oral, no siempre es así con la sintaxis. El redactar o corregir un texto requiere tomar en consideración reglas como la ortografía, la cual incluye los signos de puntuación y la acentuación no sólo prosódica. Éstas permiten organizan el discurso y sus diferentes elementos lingüísticos, y al evitar la ambigüedad garantizan una ágil lectura e interpretación de lo escrito.  

Es indudable la importancia de una buena redacción, y en este propósito la corrección de estilo por profesionales, la revisión de los textos por un corrector como un primer lector calificado, añade un valor sin duda trascendental. 

Imágenes: Tracy le Blanc, pexels-pixabay, Pexels Every Thing, Andrea Piacquadio. Fuente: El español: una lengua viva, informe 2022 del Instituto Cervantes.

¿Qué es la gramática?

Esta rama de la lingüística estudia la estructura del lenguaje o de una determinada lengua; todos sus distintos elementos y combinaciones, la manera en que se relacionan para formar textos y los significados de ellas. Es decir, cómo están constituidos los escritos y el sistema que permite crearlos e interpretarlos.

Comprende dos áreas principales: la morfología (la estructura de las palabras, cómo se han formado, y sus variaciones internas, por ejemplo su clasificación en sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones…) y la sintaxis (la manera en que estas palabras se combinan, su disposición lineal en oraciones y los significados que permiten).

Una correcta sintaxis evita vicios del lenguaje como ambigüedades (frases o interpretaciones que tienen más de una interpretación), cacofonías (repetición exagerada de un mismo sonido en una frase), barbarismos (pronunciar o escribir mal las palabras, o utilizar vocablos impropios), modismos (usar frases hechas cuyo significado no es posible deducir), solecismos (alteraciones en el orden sintáctico), entre otros, a fin de formar expresiones y conceptos claros.

La fonética, por su parte, mediante un alfabeto, ortografía o sistema de transcripción trata de establecer idealmente una relación biunívoca (uno a uno) entre los sonidos del habla y su representación gráfica. Un fonema es representado por un grafema y siempre se manifiesta únicamente por él, aunque hay varias excepciones en el español, como la “h”, que no representa a ningún fonema, pero recientes préstamos de otras lenguas, como “hámster”, la expresan con un sonido aspirado. O el caso del fonema “k”, al que le corresponden tres grafemas distintos, “c”, “q” o “k”, como en “corazón”, “quiosco” o “kilo”. La “x”, en su caso, se pronuncia como “ks” en “taxi”.

En un punto de vista más general, podría decirse que hay tres tipos de gramática: la que por su uso natural conoce cualquier nativo de una lengua; la descriptiva, que no entra en consideraciones de qué es lo correcto o no, sino sólo toma nota de una lengua tal como la usan los hablantes, con todas sus variaciones; y la normativa, de la que hemos hablado más arriba.

Cuando revisa un texto, el corrector de estilo percibe erratas, errores de concordancia, fallas de puntuación, aplica recursos tipográficos, unifica criterios (corrección ortotipográfica), errores de contenido (corrección de concepto, según la temática), aumenta la riqueza del vocabulario, señala vicios del lenguaje y cuida la coherencia y claridad de ideas, la fluidez y el goce de la lectura, siempre respetando la manera de redactar del autor. No es una labor fácil, por ello se requiere de experiencia y conocimiento.

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¿Necesitas mejorar un escrito? ¿Que un experto revise tu tesis, una novela, el libro que terminaste, una revista, tu publicación, suplementos? El corrector de estilo no sólo detecta errores y faltas de ortografía; añade valor al texto para que cualquier mensaje cumpla su cometido: comunique ideas, emocione con historias, informe al lector o cautive a un determinado público.

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