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Gramática

Ortografía

Redacción

by | Ene 22, 2021 | Ortografía

Hiatos, diptongos y triptongos

Para determinar su acentuación gráfica es necesario dividir en sílabas las palabras que contienen secuencias de vocales. En los diptongos y triptongos las vocales se articulan dentro de la misma sílaba. En los hiatos, en sílabas distintas.

No todos los hablantes de Hispanoamérica pronunciamos del mismo modo las secuencias vocálicas, por lo que para mantener el principio de unidad ortográfica al escribirlas se ha establecido qué secuencias deben considerarse siempre diptongos, triptongos o hiatos.

Diptongos

De esta manera, son diptongos –secuencias de dos vocales que forman parte de una misma sílaba– las uniones vocálicas siguientes:

Una vocal fuerte o abierta tónica (a, e, o) seguida o precedida de una vocal débil o cerrada átona (i, u). Ejemplos: confiado, diario, afeitar, viento, pie, peine, doy, aunar, Eugenio, suave, acuario, actuado, reunir, sueño, estadounidense, antiguo, guion, viernes.

En estos diptongos la tilde se coloca sobre la vocal fuerte: adiós, después, inició, hiérvela (palabra formada por un verbo y un pronombre enclítico, hierve + la, que termina siendo esdrújula), náutico, murciélago, Cáucaso, camión (palabra aguda terminada en n), bonsái (es aguda terminada en vocal), samurái…

Dos vocales débiles o cerradas distintas (i, u). Ejemplos: triunfo, incluido, diurno, huir, viuda, ruido, huida, ciudad, muy.

En este tipo de diptongos la tilde se coloca sobre la segunda vocal: acuífero, casuística, demiúrgico, interviú, veintiún.

Triptongos

Son triptongos las secuencias de una vocal fuerte entre dos débiles átonas (la tilde va siempre sobre la vocal fuerte): confiáis, puntuéis (son agudas terminadas en s), Uruguay (aunque es aguda, no se tilda por terminar en consonante distinta de n o s), guau (es monosílaba).

Hiatos

Los hiatos son las secuencias de dos vocales que se pronuncian en sílabas distintas, y se tildan de acuerdo con las reglas de acentuación.

Incluyen las siguientes combinaciones:

Vocal fuerte o abierta (a, e, o) átona y vocal débil o cerrada (u, i) tónica (siempre lleva tilde sobre la vocal débil, y la presencia de una hache no exime de tildar la vocal tónica del hiato). Ejemplos: re-ír, ra-íz, o-ír, dú-o, pa-ís, pro-hí-be, ar-mo-ní-a, ca-í-da, tran-se-ún-te, pú-a, e-go-ís-mo, Se-úl, ca-fe-í-na, frí-o, bú-ho, la-úd, grú-a, Ma-rí-a, rí-e, ca-ca-tú-a, a-le-grí-a, ba-úl, lí-ne-a, ta-o-ís-ta.

Dos vocales iguales. Ejemplos: po-se-er, chi-i-ta, al-co-hol, zo-ó-lo-go, a-za-har, al-ba-ha-ca, mi-cro-on-das, de-he-sa.

Dos vocales fuertes o abiertas (a, e, o) distintas. Ejemplos: te-a-tro, o-cé-a-no, e-té-re-o, cre-ó, ca-er, a-é-re-o, a-ho-go, co-á-gu-lo, a-or-ta, ba-ca-la-o, po-e-ta, e-ó-li-co, hé-ro-e.

guion, ¿sin acento?

Por convención ortográfica, algunas palabras se escribían con tilde por resultar bisílabaslos hablantes que así las pronunciaran podían acentuarlas gráficamente–, sin embargo, con el fin de evitar la ambigüedad pasaron a considerarse por parte de las Academias de la Lengua Española monosílabas y no se tildan ya –como “fie”, pretérito perfecto simple del verbo fiar, o “hui”, pretérito perfecto simple del verbo huir, o truhan–, pues de acuerdo con la normativa los monosílabos no se acentúan, salvo los que llevan tilde diacrítica.

Es el caso de “guion”, que antes se aceptaba con acento pues la pronunciación en dos sílabas, un hiato, la hacía una palabra aguda terminada en n (gui-ón). Ahora considerada monosílabo –con un diptongo en una única sílaba, como se pronuncia en México– se elimina el hiato, es decir, la ambigüedad, por lo que no llevaría tilde.

Fuentes: Ortografía de la lengua española (2010), Fundación del Español Urgente RAE, consultas Academia Mexicana de la Lengua.

¿Qué es la gramática?

Esta rama de la lingüística estudia la estructura del lenguaje o de una determinada lengua; todos sus distintos elementos y combinaciones, la manera en que se relacionan para formar textos y los significados de ellas. Es decir, cómo están constituidos los escritos y el sistema que permite crearlos e interpretarlos.

Comprende dos áreas principales: la morfología (la estructura de las palabras, cómo se han formado, y sus variaciones internas, por ejemplo su clasificación en sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones…) y la sintaxis (la manera en que estas palabras se combinan, su disposición lineal en oraciones y los significados que permiten).

Una correcta sintaxis evita vicios del lenguaje como ambigüedades (frases o interpretaciones que tienen más de una interpretación), cacofonías (repetición exagerada de un mismo sonido en una frase), barbarismos (pronunciar o escribir mal las palabras, o utilizar vocablos impropios), modismos (usar frases hechas cuyo significado no es posible deducir), solecismos (alteraciones en el orden sintáctico), entre otros, a fin de formar expresiones y conceptos claros.

La fonética, por su parte, mediante un alfabeto, ortografía o sistema de transcripción trata de establecer idealmente una relación biunívoca (uno a uno) entre los sonidos del habla y su representación gráfica. Un fonema es representado por un grafema y siempre se manifiesta únicamente por él, aunque hay varias excepciones en el español, como la “h”, que no representa a ningún fonema, pero recientes préstamos de otras lenguas, como “hámster”, la expresan con un sonido aspirado. O el caso del fonema “k”, al que le corresponden tres grafemas distintos, “c”, “q” o “k”, como en “corazón”, “quiosco” o “kilo”. La “x”, en su caso, se pronuncia como “ks” en “taxi”.

En un punto de vista más general, podría decirse que hay tres tipos de gramática: la que por su uso natural conoce cualquier nativo de una lengua; la descriptiva, que no entra en consideraciones de qué es lo correcto o no, sino sólo toma nota de una lengua tal como la usan los hablantes, con todas sus variaciones; y la normativa, de la que hemos hablado más arriba.

Cuando revisa un texto, el corrector de estilo percibe erratas, errores de concordancia, fallas de puntuación, aplica recursos tipográficos, unifica criterios (corrección ortotipográfica), errores de contenido (corrección de concepto, según la temática), aumenta la riqueza del vocabulario, señala vicios del lenguaje y cuida la coherencia y claridad de ideas, la fluidez y el goce de la lectura, siempre respetando la manera de redactar del autor. No es una labor fácil, por ello se requiere de experiencia y conocimiento.

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